En 1985 lo visité en su oficina de El Observador |
Chelo: Algunas cosas ocurridas luego de tu partida
Ha
partido el quillotano Miguel “Chelo” Tapia, periodista a carta cabal,
interesado en todos los aspectos de la cuestión social, como dice el tango.
Trabajó en diarios, revistas, servicios públicos, tuvo su periódico virtual.
Tocaba guitarra y cantaba. Buen conversador, buen amigo, siempre interesante.
Una persona integral por sus intereses y actividades. Socialista aún, a pesar
de todo. Debe estar inquieto porque pasan cosas y él ya no está físicamente
presente. He aquí un mini-informe para tranquilizarlo algo.
Lo más importante
seguramente para tí: tendrás la compañía de dos contertulios que tienen mucho
que decir sobre cosas interesantes. Partieron poco después que tu. Los conoces.
Eduardo Galeano, uruguayo, calvo con pinta de galán de cine (bueno, de documental,
para que no se enoje), de abundante obra, empezando por Las venas abiertas de América Latina (lectura con bisturí de
nuestro continente), en 1973; Vagamundos,
relatos; Días y noches de amor y de
guerra, la trilogía Memoria del fuego, etc. Relatos,
crónicas, ensayos. Escribió mucho, bien, interesante. Citado por todo quien quiera
mostrar lectura, información, análisis.
Nos ha dejado también Gunther
Grass, Premio Nobel de Literatura y
Premio Príncipe de Asturias
de las Letras en 1999, que ha escrito de muy diversos modos sobre la historia
de su país de mediados del siglo XX. Tres novelas iniciales: El tambor de
hojalata (1959), El gato y el ratón (1961) y Años de perro
(1963). Günter Grass tuvo una activa participación política en toda su vida, siempre
muy cercano al partido socialdemócrata y ayudó entre otros a Willy Brandt
en sus campañas (como puede leerse en Diario de un caracol), que fue
decisivo para el cambio alemán. En 1990, su breve ensayo sobre los campos de
concentración, Escribir después de Auschwitz, fue muy comentado. Controvertido,
además, mucho tema para discutirle: se opuso, tras la caída del Muro, a una
reunificación apresurada e invasiva con la antigua RDA (Alemania: una
unificación insensata); reveló que a los 17 años fue incorporado al
ejército nazi. Realizó obras de ilustración, publicó
novelas, poemas, teatro, ensayos, memorias, relatos cortos.
¿Qué más ha ocurrido?
Cosas que te parecerán repetitivas, con muchas mentiritas, pequeñeces, frescuras,
con el dinero que se enseñorea de lo político. Ilustración clara de lo que
sabíamos, que comentaste tantas veces. Es como la programación de la TV pagada:
todo se repite una y otra vez, con una calidad que deja que desear. Los casos
Penta. SQM. La liviandad para tratar el caso CAVAL (que, por supuesto, hay que
investigar a fondo), con gran despliegue, con redacción confusa, asimilándola con los dos primeros casos, etc.
Una ocasión más de lamentarse del estado del periodismo, cosa que también
abordaste. Tirar mierda para todos lados, para que el olor no deje sentir lo
bueno que hay.
Lástima que no publicaste
alguna selección de tus artículos. Habría sido una necesaria ayuda memoria
sobre hechos, sobre honestidad intelectual, sobre sensibilidad. Si así no fue,
ojalá alguien tome el relevo para una última edición de Zona Impacto, como
despedida. Tus corresponsales de tantos meridianos estarían contentos de
colaborar.
Después de tanto
recorrido, descansa en paz, querido amigo.
16
abril 2015.