25.9.12

La chica superpoderosa

De todo hay en la viña del señor, ya se sabe. También en Viña del Mar. También entre los alcaldes(as). Pero algunos(as) se destacan. Veamos un caso.
El art. 57 de la Ley Orgánica Constitucional N°18.695 establece, desde el año 2007, que para ser candidato a alcalde debe acreditarse haber cursado la enseñanza media o su equivalente; además, deberá tener domicilio a lo menos desde hace dos años en la región de la comuna por la cual postula. Al respecto, Virginia Reginato, alcaldesa de Viña del Mar, ha dado varios motivos de asombro a sus administrados. Veamos algunos.

Como no tenía (¿no tiene?) licencia secundaria, respetuosa ella, decidió acogerse al Sistema de Validación de Estudios del Ministerio de Educación. Como sus labores le dejan poco tiempo, habría dado ocho pruebas de distintos niveles y asignaturas en tres horas. Eso se llama rapidez mental. Ni Usain Bolt es tan rápido, señores, en su respectiva actividad.
Pero hay otra maravilla. Para entender lo que sigue, debe usted tener  a mano un mapa de la Región Metropolitana. ¿Dónde rindió esas pruebas? No en Viña, su comuna adorada, no. Aunque el sistema establece que se debe concurrir a la Seremi de Educación más cercana al domicilio o al trabajo, ella fue a la Seremi de Educación de la Zona Norte de Santiago; presentó un certificado de residencia en Colina, Chicureo 2, casa 73, de la jurisdicción de dicha Seremi. El certificado lo extendió la presidenta de la Junta Vecinal, Elena Fuentes. Residente de Viña, hace sus trámites en Santiago. ¿Deseos de tomar aire, aunque esté contaminado? Usted puede tener las casas que quiera, pero puede tener un solo domicilio legal. Aventurera ella, también se inscribió en la Dirección Provincial de Educación de Santiago Oriente, y fue asignada al colegio Fermín Vivaceta de Lo Barnechea para rendir exámenes, pero no se presentó. Presentó otro certificado con dirección Los Militares 5200, departamento 63, Las Condes. (Usted habrá advertido que, si hubiese tenido tales domicilios en la Región Metropolitana, no podría ser alcaldesa de Viña!). Para subrayar aún más su espíritu aventurero, dice haber dados sus exámenes en el Colegio El Sembrador de Colina. Antecedentes presentados en la corte afirman que hizo esto el 28 de noviembre de 2007.  
 
Un pequeño detalle, sin embargo. Ese mismo día, ejerciendo su rol de alcaldesa, Reginato tuvo dos actividades públicas en Viña.  En la primera, anunció en el Club de Tenis de Las Salinas la realización de un torneo profesional de tenis femenino en febrero de 2008; en la segunda, el lanzamiento del programa Oportunidad Segura de la Dirección de Desarrollo Comunal de la municipalidad. Así lo certifican sendos artículos de los diarios El Mercurio y La Estrella del 29 de noviembre, ambos de Valparaíso, además del reportaje de Canal 13 red Valparaíso. También dijo haber viajado a Colina en su auto Opel Astra, blanco, pero la concesionaria de la autopista afirmó no tener rastros de que dicho vehículo haya transitado por allí dicho día. 
¿Podría ser tan mentirosita una señora tan sonriente, tan omnipresente en los medios, tan buena para dar abrazos y regalar tortas? Como nosotros somos dados a confiar en las personas, en la buena fe, avanzamos algunas respuestas explicativas. Dos las da la física: la teletransportación permite estar en cosas de segundos en lugares muy lejanos y sin necesidad de vehículo (¿o acaso usted olvidó Star Trek, ah?). Otra respuesta posible: quizás Virginia es una de las Chicas Superpoderosas. Solo queda la interrogante: ¿cuál de ellas: Bombón, Burbuja o Bellota? Otra posibilidad: la ubicuidad.  ¿Ocho pruebas en tres horas? Vamos, gente de poca fe: ¿y la lectura rápida y la taquigrafía?
En fin. Esperemos los resultados de las dos demandas interpuestas por supuesto mal uso de instrumento público. Se han hecho parte los diputados Gabriel Silver (DC) y Cristina Girardi (PPD). De ser reconocida culpable, no podría ejercer el periodo por el cual está postulando, si ganase; además, debería pagar por el delito cometido.
¿Votaría  usted por quién probablemente no podría asumir, o sería destituida, en caso de ganar?
 
Datos: www.cambio21.cl , semana del 19 al 25 septiembre 2012, p. 2-4.

PAM / 24.09.12

13.7.12

El poder y la gente (1)

Casi en serio

El poder y la gente (1)

Una pregunta con respuesta de Perogrullo: ¿cambia el poder a la gente? Sí, pero de manera diversa.

El poder raramente cae al azar (aunque hay casos). Casi siempre se le busca, y de manera entusiasta.

Cuando se tiene, se ejerce. Hay tantas formas de ejercerlo como personalidades existen, todo condicionado por las circunstancias (históricas, coyunturales, etc.). Por supuesto, los objetivos varían según esas mismas circunstancias. A propósito: escuchando el ruido ambiente, es evidente la necesidad de aclarar que hoy no estamos en circunstancias revolucionarias, ni siquiera remotamente prerevolucionarias. En el horizonte ni siquiera hay grandes plataformas reformistas. Somos la generación de los administradores de la “cuestión social”.

Dado lo anterior, se justifica preguntarse: ¿cómo están las cosas a nivel de la base, militantes, simpatizantes, ciudadanos interesados en lo social, sobre todo de izquierda, progresistas y similares?

Algunos quisieran cambiar esta realidad de aguas dormidas con discursos encendidos, con alusiones a realidades desgraciadamente ya pasadas.

Para los más esclarecidos (casi resignados, pero no inmóviles), se está en época de preparación de los materiales para nuevos cimientos o fundamentos. Dicho en palabras de antes, de preparación de fuerza orgánica, social, política. Vistas las cosas, esta fase promete -amenaza, más bien- ser larga. Estamos en precalentamiento, aunque no siempre se sabe bien para qué. Por esto se ve en acción en ciertos círculos (pequeños, ensimismados, encapsulados) el “juego político” (aquello que sustituye a la política verdadera): ese escarceo que pareciera de cachorros que corren y saltan en todas direcciones, se ladran, se muerden, se empujan; se juega al “análisis”, con muchas palabras y “conceptos”, cuya definición y contenido se evita cuidadosamente (a veces, porque se les desconoce; otras, porque no se les atribuye importancia); se juega a la “unidad”, en que diversos grupos se embarcan en procesos alternativos y contrarios, invierten meses en definir la “ideología”, la “filosofía” (la “problemática”) y antes de llegar a la plataforma de trabajo (la “solucionática”) se multiplican por dos o por tres, dando nueva muestra de que –en las actuales circunstancias- las tentativas de unidad dividen: se buscan la pureza y la coincidencia ideológica completa hasta para elegir un concejal. En la discusión, predomina el volumen vocal por sobre las ideas.

¿Qué hacer? Quizás –idea audaz, que algunos calificarán de nostalgia- leer precisamente el librito “¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento”, escrito a inicios del siglo XX (1901-1902) por un fino analista político, un tal Lenin. Difícil tarea adquirirlo hoy dirán algunos (el 19% del IVA, la diversidad de temáticas de la sociedad actual que requiere nuestra atención, da lata buscar en las librerías de viejo, porque de las bibliotecas personales desapareció a partir de un cierto 11 de septiembre, etc.). Busquemos entonces salidas más a la mano, más “modernas”. Hay tanto libro de management, de gestión, de auto-ayuda, hasta los distribuyen gratuitamente ciertos diarios, incluidos los del duopolio. Hay allí conceptos útiles también para la actividad política: trabajo en equipo, inteligencia emocional, lluvia de ideas, trabajo participativo, planificación estratégica, análisis FODA, cómo conducir una reunión (citación con temario previo, acta anterior, seguimiento de las resoluciones adoptadas anteriormente, control de tareas), etc., etc., etc., todo lo que puede ayudar a resolver un problema que se ha manifestado indómito desde hace décadas: como sentarse a una misma mesa (sin hacer pasar al interlocutor por el confesionario, ni aplicarle diversos tipos de test de blancura político-ideológico, ni de intenciones, salvo lo relativo a la ley), ponerse de acuerdo sobre el programa inmediato -y si de milagro sobra buena voluntad, algunos chispazos sobre el de mediano y el de largo plazo- (ejercicio laborioso el de ponerse de acuerdo sobre prioridades y plazos), el cómo, etc.

Hay otras vías de solución: hacer algún sahumerio antes de empezar la reunión, hacer alguna mandita (la marcha a la Virgen de Lo Vásquez es, además, beneficiosa para la salud), y otras (nuestras abuelitas saben mucho al respecto). No tengo claro si un pilatos se aplicaría a estos casos…

Pero, en fin, para tranquilizar a estos líderes, recordarles que el verdadero problema es la inercia – en realidad, la indiferencia- de la ciudadanía (o sea, las masas, para que entiendan)…


PAM/ 03 julio 2012

8.3.12

Derechos ciudadanos, seguridad, represión

La sociedad ha tomado cierto protagonismo. Magallanes, movimiento estudiantil el año pasado, Aysén este año, movimiento estudiantil de nuevo muy pronto (su carácter no se conoce aún, pero seguramente repetirá lo esencial de lo pasado). Destrucción de propiedad privada y pública. Impedimentos al libre desplazamiento de los ciudadanos. Carabineros en las calles. Heridos, encarcelados. La derecha aplaude, la oposición condena, ambos sin claroscuros, sin sutilezas.
¿Qué se puede decir respecto a la acción policial? En particular, ¿qué análisis debería hacer la Concertación, sector de  la oposición que tiene mayor posibilidad de gobernar en un futuro próximo y que, en consecuencia, no debería sacrificar un enfoque de Estado en aras de ganancias del momento? Estas ganancias son en realidad una deuda a pagar inevitablemente cuando se accede al gobierno. Veamos algunos elementos de la coyuntura, pero en primer lugar obviando lo obvio:
·       en primer lugar, sobre la ola del movimiento estudiantil se ha constituido y consensuado una verdadera plataforma de exigencias ciudadanas[1],a tal punto amplia y profunda que ningún futuro plan de gobierno podría desechar; Aysén la enriquecerá sobre aspectos de regionalización indispensables;
·       en segundo lugar, la ciudadanía tiene el derecho a expresar sus opiniones, esperanzas, exigencias verbales, escritas, en la calle.
Despejado lo anterior, examinemos la acción policial. Las noticias en TV dejan una sola impresión: Carabineros en acción, la aplicación de la violencia institucional ciega; todo sería solo una cuestión de brutalidad, un problema sicológico de estos funcionarios, la aplicación de una política puramente represiva del gobierno.
Hay elementos que refuerzan este hecho. Como decíamos en un artículo anterior sobre el movimiento estudiantil en 2011, para llegar a una situación de represión excesiva  no son necesarias órdenes específicas de las autoridades (las que, por supuesto, podrían existir). Basta con las noticias distorsionadas de los medios, que ponen el énfasis en los encapuchados y sus hechos, aunque digan al pasar que éstos son una minoría, que las marchas son pacíficas y le quiten importancia al rechazo físico que realizan manifestantes contra los encapuchados. Basta  con que autoridades de medio pelo y personajillos utilicen un lenguaje alarmista y despreciativo sobre la representatividad social de quienes manifiestan. Basta con utilizar uniformados de civil infiltrados, no sólo para realizar trabajo de inteligencia contra los encapuchados (necesario), sino también para convertirlos en elementos provocadores, que incitan a actitudes violentistas. Basta con autoridades que rechazan incluso la posibilidad que carabineros se hayan propasado y rehúsen toda investigación administrativa. En suma, basta con esta atmósfera para que oficiales, suboficiales y carabineros subordinados interpreten que serán bien calificados si abusan, si se extralimitan, para que se olviden que los jóvenes a los cuales golpean podrían ser sus hijos, sus sobrinos…

Pero hay que ir más allá de la simple constatación (y condena) de la acción policial coyuntural o específica. Hay que considerar otros aspectos, que tengan que ver con el origen de la violencia desproporcionada. Por ejemplo:

1.    ¿Cuál es la actual filosofía de preparación (doctrina militar, se llama en el ejército: su visión del mundo, de la sociedad, de su propio rol) de las fuerzas de orden (carabineros, sobre todo)? La doctrina de seguridad nacional predominó en las FF AA y las fuerzas de orden durante los años ’60, ’70 y ’80, y hoy su persistencia es un enigma para la sociedad civil: la noción de “enemigo interno”; las fronteras ideológicas que atraviesan hogares, industrias, centros de estudio; ciudadanos de primera y segunda clase (los uniformados, símbolo de los valores nacionales, del honor; los civiles, sobre todo los obreros y los sindicalistas, personificación de la pereza, del desorden, de  la carencia de valores como el honor, la honestidad); la lucha antisubversiva; los golpes de Estado, etc. Este enfoque preparó las condiciones para la implantación brutal de una nueva economía: la doctrina de seguridad nacional fue el medio, el neoliberalismo era –y es- el objetivo. Si se inculca al carabinero que por el hecho de portar uniforme tiene un rol y valor social superior, se sentirá libre de ejercer violencia arbitraria. El Congreso debería solicitar al Ministerio del Interior (Carabineros e Investigaciones) y de Defensa (Fuerzas Armadas)  los manuales respectivos, para verificar los cambios necesarios para adaptar una visión a un Estado que ya tiene 20 años de democracia.
2.    Deben también estudiarse los manuales operativos. ¿Han sido adaptados a condiciones de democracia (o sea, de sociedad activa, con pleno ejercicio del derecho de petición)? ¿Qué debe hacerse en cada situación,  con qué instrumentos, con qué personal, etc.? ¿Existen los límites que impidan el uso excesivo de la fuerza y las víctimas civiles?
3.    ¿Tiene el personal la capacitación física y operativa requerida? A principios de los ’80 se produjeron en Montréal, Canadá, varios casos en que la policía utilizó sus armas con resultado de muerte de ciudadanos. Una larga investigación concluyó que la facilidad con que se extraían y utilizaban las armas contra ciudadanos tenía dos razones. La primera, que el pésimo estado físico de los policías los hacía incapaces de atrapar a individuos veloces y, para evitar su fuga, les disparaban. Segundo, el resultado fatal de los disparos se explicaba por el escaso entrenamiento en el uso de armas: dada su mala puntería, eran incapaces de disparar a las piernas, brazos, hombro; entonces, disparaban a lo más seguro: el torso. Vale decir, ante la propia incapacidad física y técnica, se recurría a la violencia excesiva.

Veamos la otra cara de esta moneda. Que hay derecho legítimo a petición y a manifestarse; que hay fuerza excesiva en muchos casos y que las responsabilidades políticas, penales y administrativas deben ser investigadas y las sanciones pertinentes aplicadas, está claro. Pero todo lo anterior no debe hacer olvidar la necesidad del orden público. El resguardo de los derechos humanos no debe conducir a la anarquía. Un gobierno –sobre todo uno que se preocupa verdaderamente de los temas de búsqueda de mayores niveles de vida, de equidad, de igualdad de oportunidades, etc.,- no puede quedar inerme. La paz social es parte de los derechos humanos. Hay un marco (legal, institucional, de funcionamiento de la sociedad) que no puede ser ignorado bajo ninguna circunstancia, so pena de irresponsabilidad. Cada causa y cada vía de expresión debe ser analizada en su debido mérito, en su integralidad (el movimiento estudiantil de 2011 y sus distintos  bemoles ha dejado muchas enseñanzas al respecto).

Esto es verdad bajo un gobierno progresista y bajo un gobierno de derecha.

PAM/08.03.12


[1] Plataforma construida sobre la base de los indudables logros de la Concertación, aunque a algunos les cueste un mundo reconocerlo, y también de sus carencias. Los actuales auto flagelantes no advierten un hecho elemental: para mantener su lógica, quien no reconozca  ningún avance bajo las dos décadas de la Concertación debería hoy proponer un programa de gobierno para el Chile del 10 de marzo de 1990!  

8.1.12

Recuerdos y protagonistas


El 28 de diciembre recién pasado, el Centro Cultural Liwen -presidido por Pedro Verdejo- realizó el lanzamiento del libro “Entre Concón y La Ligua… en los tiempos de la Reforma Agraria” en el  Salón de Eventos de Casa Abierta en Concón.

El tema? La repercusión y la manifestación en estas comunas entre 1964 y 1973 del profundo proceso de cambios que atraviesa el país durante los gobiernos de Frei Montalva y de Allende, sobre todo en el campo, donde aún perduraban estructuras y relaciones sociales medioevales, con condiciones infrahumanas de trabajo y de vida. La reforma agraria empieza a poner en primer plano la dignidad del trabajo, de aquellos que extraen los frutos de la tierra de sol a sol y aún bajo  la luna cuando de regar se trata. Esperanzas, pero también temor, ante latifundistas que no comprenden el por qué y que se organizan para contrarrestar el inicio de nuevos tiempos a como dé lugar; la ley ya no les sirve automáticamente como hasta hace algunos  meses y durante siglos.

¿El autor? Francisco Acevedo Toro,  médico neurólogo infantil, con estudios en la Universidad de Chile y luego en Francia (Clermont-Ferrand y Montpellier). Indefectible servidor público: regidor y  alcalde en Coinco (VI Región) antes de los treinta años; director de hospital; director del Servicio de Salud Viña-Quillota. Después de septiembre de 1973, el “espíritu aventurero  de que fueron presa cientos de miles de chilenos gracias al golpe lo llevó a Francia. Candidato a diputado alguna vez, académico, decano de una Facultad de Medicina, padre, abuelo (¡diez nietos: la semilla ha sido fértil!), y tantas otras cosas. Experiencias que dan para muchos libros, que no descarta que vendrán, así como llegó este segundo.

La historia de aquella época está en el libro, pero también estaba esa tarde entre el público asistente al lanzamiento y entre los presentadores, como hizo notar Luis Maira. Jacques Chonchol, primer ministro de Agricultura del presidente Allende, quizás el principal ideólogo de reforma agraria y responsable de su implementación, ya desde su cargo de vicepresidente de Indap bajo Frei Montalva. A principios de los ’70 leí un libro que escribió la década anterior, sobre los principios prácticos de implementación de un proceso de reforma agraria, uno de los cuales nunca olvidé: la reforma agraria debe ser rápida (no debe interrumpir el proceso productivo), integral (la expropiación debe incluir todo lo que está en el predio: maquinaria, instalaciones, frutales, cosecha, etc., y no sólo la tierra: bajo Frei, los terratenientes partían con todo, dejando sólo la tierra) y masiva (aplicarse en todo el territorio nacional al mismo tiempo). Junto con Pedro Vuscovic, Ministro de Economía, Chonchol debe haber sido el funcionario de Allende más odiado por la derecha. Y allí estaba, casi cuarenta años más tarde, recordando.


Luis Maira y P. Ayala

También estuvo allí y fue el presentador principal Luis Maira. El diputado más joven de la oleada parlamentaria de Frei Montalva en 1965, fundador de la Izquierda Cristiana que apoyó al gobierno de Allende a principios de los ‘70, presidente del partido PAIS a fines de los ’80, embajador de la Concertación en México y Argentina. De gran estatura intelectual y moral; quizás esto explica que su partido lo haya mantenido en el extranjero la mayor parte del tiempo estos veinte años; quienes toman en serio los principios son individuos molestos y aún peligrosos, aunque sean militantes modelos. En su presentación Maira hizo un amplio retrato de aquella época tocada por el libro. Nada en el programa de la UP era afiebrado: fue el reflejo de una época y anhelos que se habían convertido en necesidad y urgencia, el abuso ya no era soportable, el cambio era necesario y posible. Como decía Radomiro Tomic durante su campaña presidencial, los cambios obedecían a dos razones: una económica (entre otras, un país con un suelo tan rico no podía seguir siendo importador de productos agrícolas y ganaderos; no podíamos seguir subsidiando a las grandes transnacionales, sobre todas mineras, a los países desarrollados), otra ética (la pobreza en todos los aspectos no se condice con la dignidad de las personas).
Me alegré de haber asistido al lanzamiento del libro. Me encontré con dos de mis antiguos superiores. Chonchol, cuando yo trabajaba durante 1971-73 en la Oficina de Planificación Agrícola, ODEPA, organismo asesor técnico del Ministro de Agricultura, y Francisco Acevedo en 1994, en el Departamento de Atención Primaria de la Dirección de Salud Viña-Quillota. Le recordé a Maira que le conocí durante un almuerzo en Quillota en 1994, en que aproveché para darle copia de mi memoria sobre el PS durante la dictadura; después de tanta transitar el mapa sobre todo de de América Latina, me respondió, seguramente reaparecerá en las cajas que estoy desembalando. Ya no tiene importancia, le dije, el PS de hoy está definitivamente en otra.
Fue una tarde de historia y recuerdos de aquellos tiempos en que los ideales aún  podían movilizar a todo un país tras cambios integrales. Gracias Pancho y Centro Cultural Liwen.
Patricio Ayala M./ 06.01.12