11.9.13

Hace cuarenta años

Hace cuarenta años, yo aún no cumplía treinta. Era soltero, no tenía hijos. Trabajaba en la Oficina de Planificación Agrícola, del Ministerio de Agricultura. Pensaba que mi vida futura consistiría en ese proceso de acumulación de experiencias en todo sentido, que es el destino de todos; que mi exploración futura del mapamundi sería muy esporádica, que al respecto lo fundamental en tiempo y espacio ya lo había vivido durante esos cinco años en la universidad en Europa. Pero que la vida era estimulante en ese momento, todo un desafío: la tentativa de construir cimientos y muros nuevos para el edificio nacional, con planos aún sin completar, con modelos que, a lo lejos y aún aquellos que nos habían servido de alojamiento por algunos años, no nos convencían; con vecinos en el mapa que nos miraban airados por considerarnos un mal ejemplo y aún contagiosos.

Teníamos mucho trabajo, que exigía muchas horas pero, sobre todo, libertad de espíritu, buscando vías que solucionaran la falta de medios, con abundancia de alternativas, luchando contra la tentación de seguir caminos ya trazados, pero de otras geografías y de otros tiempos, de otras sicologías.

¿Fuimos demasiado pequeños para la tarea, nos faltó empeño, imaginación, nos traicionó la impaciencia, nuestra mirada fue demasiado luz de linterna (aquella que se bifurca en todas direcciones hacia adelante), demasiado poco luz de laser (aquella luz que se concentra en una sola dirección)? Ni siquiera el Tacnazo nos sirvió.

Después de un cierto 11 de septiembre, fui exonerado como tantos miles. Pero tuve suerte: no terminé en una tumba sino en el exilio. Aunque fue largo, demasiado largo.

Fuimos quizás demasiado hombres del pasado, con poca capacidad para centrar la atención y el esfuerzo, con demasiada búsqueda de protagonismo, con poca grandeza, ni siquiera para comprender a Allende. Demasiado seguidores del reflejo de Pavlov: aún hoy saltamos ante el reflejo provocado por los mismos estímulos, aun los de poca monta, que nos presenta la vida... y el adversario.

 PAM/11.09.13