30.9.07

EL CHE: RECUERDOS

Ernesto Guevara de La Serna, más conocido como Che Guevara, nació el 14 de junio de 1928 en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina; murió asesinado el 9 de octubre de 1967 en La Higuera, Bolivia. Tenía 39 años.


(1) El Che en las alturas


El sábado 7 noviembre de 1964 amaneció nublado y frío. Caía una nieve fina, la primera del año y la primera de mi vida. Estamos en una calle cercana a la Plaza Roja, esperando insertarnos en un río de gente, caudaloso, interminable, que desfila frente al Mausoleo de Lenin. Es una fiesta popular, de orgullo nacional. En los días previos, la televisión y el cine han pasado películas de guerra, y el público grita, chivatea junto a los soldados que atacan a las fuerza de la intervención extranjera de 1918-1921, a los nazis en la de 1941-1945, aplauden los fuegos artificiales de los camiones que portan las “katiusha” (los “órganos de Stalin”), escupiendo cohetes.

Durante la espera, se vislumbran los tanques, los cohetes que en aquellos años provocan colitis al "occidente" –a EE.UU.- y provocan el interés del Tercer Mundo.

Nuestro riachuelo llega al ancho torrente, avanzando entre vítores, cantos, banderas, eslogans de sindicatos, centros de trabajo, de estudio. La gran desembocadura es la Krasnaia Plochid, la Plaza Roja, centro de la rueda de calles que allí desembocan, vasta explanada de 73.000 m2 con piso de adoquines, construida en el siglo XV. Al frente, la catedral de San Basilio y su cúpula como cebolla dorada, con sus muros de múltiples colores, en cuyo frontis Iván el Terrible hacía ejecutar a sus adversarios. A nuestras espaldas, el edificio de la Municipalidad de Moscú. A la izquierda, el GUM. A la derecha, el Kremlin, fortín construido en 1156, la sede del gobierno, palacios y catedrales; su recinto amurallado, alto de 21 metros, coronado por 19 torres, data del siglo XV, con un perímetro de 2.5 kms. El Gran Palacio del Kremlin, finalizado en 1849, acogió el primer Soviet Supremo de la URSS. A sus pies, el Mausoleo de Lenin, construcción concluida en 1930 bajo el diseño de A.V. Shchusev.

Sobre el Mausoleo, los jerarcas del PCUS, el Politburó, abrigos, bufandas, sombreros, anchas cinturas, más otoños que primaveras, muchos inviernos, saludando a las masas, demasiado ensimismadas en su fiesta como para prestarles atención. Pero esta vez, hay una figura extraña allá arriba, más joven, con barba y bigotes no muy abundantes, dos protuberancias separando las cejas pronunciadas, que le dan aspecto severo, nariz corta y bien dibujada, amplio espacio entre nariz y labio superior, con sonrisa medio de lado, ambas cosas que le dan un cierto aire parecido a Mario Moreno, Cantinflas, en versión mejorada. Chapka con alas desplegadas, haciendo gimnasia sur place para combatir el frío, mirada atenta. No puede ser. Pero es. El rumor se corre. Las cabezas se alzan, los brazos se agitan, los gritos se aúnan en ola poderosa, el gran torrente disminuye su ímpetu, se detiene, es un remolino que gira y gira, se ensancha... Es el Che Guevara... Alza un brazo, saluda. El rugido aumenta. Los milicianos se agitan, corren, dabai, dabai, tovarichi, avancen, avancen... La serpiente refunfuña, se desliza de mala gana, se arrastra a reculones, mirando hacia arriba, hacia atrás, aquella figura que saluda riendo... El Che se va quedando atrás, allá arriba. Aviones supersónicos, tanques, misiles, han pasado a segundo plano.

Acababa de llegar, en esta su tercera visita a la URSS. El 9 de diciembre, pronuncia un discurso en la XIX sesión general de la ONU. El 1º de enero de 1965 llega al Congo-Brazaville, después de una visita a Mali. Entre 30 de enero y el 5 de febrero de 1965, realiza su última visita a Pekin, después de haber terminado su gira por África (Ghana, Guinea, Argelia). El 20 de febrero, Guevara llega a Argelia para asistir al II Seminario económico de Solidaridad Afro-asiática. Allí pronuncia su último discurso público, criticando los métodos de la ayuda y del comercio de los países socialistas europeos. El 15 de marzo, regresa a La Habana después de su gira afro-asiática. Fidel Castro y el presidente Dorticós lo reciben en el aeropuerto.

El 20 de abril de 1965, en una entrevista con corresponsales extranjeros, Fidel declara: “el comandante Ernesto Che Guevara se encuentra allí donde es más útil a la revolución”. El 3 de octubre, Castro presenta el CC del PCC (el partido ha decidido llevar en adelante dicho nombre) y lee la carta de adiós de Guevara.

Rocinante cabalgaba de nuevo...

29.9.07


DUDAS

- ¿Te he contado cómo conocí a Carlos Puebla?, pregunta al escuchar el disco.
- No sé, no recuerdo..., duda el amigo.
- Bueno, pasó así. Una vez...

En su familia se da cuenta que se está repitiendo. Sus hijas lo escuchan con una cierta sonrisa. Su nieto de siete años lo mira, y empieza a decir “Oye, Tata...”, y corta la frase. Recuerda la consigna.

Piensa que es bueno tener amigos de su misma generación. Con la edad viene la mala memoria. Eso significa que no siempre recuerda si ya contó una historia, pero probablemente el otro tampoco recordará que ya la escuchó. Así, siempre habrá tema de conversación...

13.9.07

NO ME INTERESA CHÁVEZ, PERO…

El presidente de Venezuela se ha convertido en un personaje controvertido por sus dichos y actos. A su respecto y a su proyecto político, que es lo importante, es difícil encontrar informaciones y análisis medianamente objetivos. Es la pasión la que domina. Se le ha convertido en ícono del mal, para unos, de luchador social y portador de esperanzas para las masas irredentas, para otros. Caricatura por lado y lado. Hay tanto ruido ambiente, y aullidos que no interesa entrar a esta arena polèmica. En ese sentido, no me interesa Chávez, pero…

No me interesa Chávez, pero preocupa que, una vez más, caricatura mediante, en la discusión se rechace subliminalmente toda idea de cambio social, de búsqueda de mayores grados de equidad, de participación ciudadana, sin hablar, naturalmente, de protagonismo. Ideas y argumentos generalmente prefiguran políticas, para confirmar e institucionalizar realidades ya presentes: la exclusión.

No me interesa Chávez, pero preocupa que, una vez más, caricatura mediante, junto con el agua sucia de la tina se arroje al bebé. Así, se demoniza el rol del Estado en el crecimiento económico y, sobre todo, del desarrollo económico-social, obviando la realidad a nivel mundial desde hace cinco décadas, para poner un horizonte temporal. Prácticamente no hay “milagro económico” que pueda explicarse sin la intervención del Estado (Japón, Alemania, países asiáticos, dictadura de Pinochet, etc.).

No me interesa Chávez, pero preocupa que, una vez más, caricatura mediante, se ignore en qué grado, con qué frecuencia, efectivamente la democracia tiene rasgos de formalismo (ver el Índice de Desarrollo Humano de cualquier año), a los cuales se limitan los grupos de poder, los mismos que no vacilan en lanzarla al tacho de la basura cuando los desposeídos la toman en serio y tratan de utilizarla para mejorar su destino. Hasta ahora, Chávez ha ganado ampliamente todas las elecciones en que ha participado con abundancia de observadores internacionales. Obviar este hecho, conduciría a olvidar la experiencia chilena al menos en dos aspectos, que no son los más importantes, pero que son significativos: 1) la condena de Nixon y Kissinger a la “irresponsabilidad” de los chilenos de haber elegido a Allende, y la decisión de “hacer aullar a la economía chilena”, intervención y sabotaje mediante; 2) la capacidad de los poderosos para utilizar la guerra sicológica, mentir, engañar, subvertir, utilizando prensa y mano ajena, de utilizar “todas las formas de lucha”, recabar la intromisión extranjera, utilizar las leyes del mercado y la psicología de masas para crear desabastecimiento, inflación y un estado permanente de inquietud y zozobra en la gente, preparar las “condiciones objetivas y subjetivas” para el golpe final, etc. Lo primero que hizo la oposición a Chávez en la intentona golpista hace unos años fue cerrar el parlamento, es bueno recordarlo. En Chile, el golpe del 73 se decidió cuando se vio que las urnas no eran la solución para la derecha.

No me interesa Chávez, pero preocupa que, una vez más, caricatura mediante, se haga abstracción, no se reflexione, sobre el eventual desenlace de este drama que aún no alcanza su paroxismo. No creo que Chávez quiera irse voluntariamente. El fuego que ha encendido en las almas y los corazones de sus partidarios no puede extinguirse simplemente con un cambio de autoridades, con un “golpe limpio”; la historia de América Latina parece indicar que se requerirán cárceles, cementerios, cadáveres sin tumba conocida, exilios; vejar la democracia, enviarla al tacho, para supuestamente “restaurarla sobre bases nuevas”. Venezuela bajo el gobierno de Chávez está en la situación del tipo que tenía un cuchillo enterrado en el pecho: si se lo dejan, se muere; si se lo sacan, lo matan…

No me interesa Chávez. Su brutalidad en las formas, su práctica política, crean muchos temores. En un momento dado, chocará con la brutalidad criminal de la derecha, con tanta experiencia histórica acumulada en ello, con tantas dictaduras (para nombrar sólo algunas: Antonio Guzmán Blanco, 1870-1888; Juan Vicente Gómez, 1908-1935; Pérez Jiménez, 1953-1958). Los ciudadanos “pagarán el pato”.

No soy partidario de Chávez. Su práctica está consiguiendo lo mismo que las dictaduras: alejar perspectivas de políticas de progreso consistentes en el continente. No es Allende, no es el Che, no es Castro. Es un elefante embriagado en una cristalería. Las tragedias griegas no están a la moda. Tampoco adscribo a sus enemigos, defensores de los signos exteriores de la democracia hoy (que no han sido violados), verdugos mañana. Lo bueno que está recibiendo el pueblo venezolano hoy, se le hará pagar con sangre mañana.

No me interesa Chávez. No me interesan quienes hoy temen por su riqueza. Me interesa el pueblo venezolano, el devenir de nuestra América Latina, tan pobre, tan poco equitativa, tan preñada de violencias desde hace siglos…

Muy probablemente, la cuadratura del círculo se resolverá una vez más sobre las esperanzas de los postergados.



12.9.07


P.O.R.

Lo veo venir desde lejos. Zapatos deportivos, chaqueta amplia, peinado al viento, aunque un tanto escuálido a estas alturas de la vida. Camina rápido, mirando hacia todos lados. O no sabe adónde va, o está indeciso. ¿O es reflejo de antiguos tiempos, cuando se imaginaba en la clandestinidad? Recuerdo que siempre ha tenido gran imaginación para configurar el decorado de su vida, menospreciando la vida real, tan por debajo de sus visiones.

Es un intelectual: su lenguaje y sus intereses son elevados; no habla, conceptualiza; no conversa, analiza; tiene vista de águila, siempre dirigida hacia el futuro, que está siempre adelante, más allá, movedizo (pero no aceptaría el símil del espejismo, no, señor). Su vida es el mundo de las ideas, a veces difusas, a decir verdad. Es anti-sistema, y lo fue desde pequeño, para desesperación de sus padres, siempre ansiosos de ver alguna línea recta en la vida de su retoño, aunque fuera como tendencia en el mediano y largo plazo. Murieron desorientados, mirando la ruta verbalmente tan intrincada del hijo. Sí comprobaron que odiaba el mercado, sobre todo el del trabajo, y que en esto era muy consecuente.

Es libre pensador, tan libre que nunca ha adherido a ninguna cosmovisión integralmente: cuando defines, aunque sean los contornos, pierdes tu libertad. La vida es demasiado rica, cambiante, dialéctica, ¿entiendes? Tiene gran sensibilidad para captar los puntos de vista minoritarios, marginales, para adherir a ellos. De la dialéctica, retuvo sobre todo aquello de los opuestos...

Es un ser libre: nunca podría ser militante, un eunuco mental, dice, sometido a estructuras, jerarquías, superestructuras, nomenclaturas. El Estado Mayor de su revolución, como corresponde, cambia permanentemente de lugar y de composición: la intelligentsia tiene un fino olfato para detectar los cafés a la moda, que no tienen larga vida en este mundo globalizado; los conflictos ideológicos son como guerras civiles.

Siente desdén por los pequeño-burgueses, tan predecibles en sus estudios, su trabajo, su vida familiar, su militancia, con una biomasa oscilando en la frontera entre el exceso de peso y la obesidad.

Se ha molestado cuando le he dicho que él milita en el P.O.R., el Partido de Orientación Revolucionaria. Tiene razón: pertenece al P.O.R., Partido Onda Revolución, que, por respeto al medio ambiente, jamás provocaría olor a pólvora ni sobrepasaría los decibeles permitidos. Pero siempre tendrá el concepto preciso y la voz estentórea.

Lo veo alejarse. Compruebo que aún hoy no toca el suelo al caminar. Debe ser la ventaja de la superioridad moral. No sé en qué , pero alguna debe tener para flotar así...