P.O.R.
Lo veo venir desde lejos. Zapatos deportivos, chaqueta amplia, peinado al viento, aunque un tanto escuálido a estas alturas de la vida. Camina rápido, mirando hacia todos lados. O no sabe adónde va, o está indeciso. ¿O es reflejo de antiguos tiempos, cuando se imaginaba en la clandestinidad? Recuerdo que siempre ha tenido gran imaginación para configurar el decorado de su vida, menospreciando la vida real, tan por debajo de sus visiones.
Es un intelectual: su lenguaje y sus intereses son elevados; no habla, conceptualiza; no conversa, analiza; tiene vista de águila, siempre dirigida hacia el futuro, que está siempre adelante, más allá, movedizo (pero no aceptaría el símil del espejismo, no, señor). Su vida es el mundo de las ideas, a veces difusas, a decir verdad. Es anti-sistema, y lo fue desde pequeño, para desesperación de sus padres, siempre ansiosos de ver alguna línea recta en la vida de su retoño, aunque fuera como tendencia en el mediano y largo plazo. Murieron desorientados, mirando la ruta verbalmente tan intrincada del hijo. Sí comprobaron que odiaba el mercado, sobre todo el del trabajo, y que en esto era muy consecuente.
Es libre pensador, tan libre que nunca ha adherido a ninguna cosmovisión integralmente: cuando defines, aunque sean los contornos, pierdes tu libertad. La vida es demasiado rica, cambiante, dialéctica, ¿entiendes? Tiene gran sensibilidad para captar los puntos de vista minoritarios, marginales, para adherir a ellos. De la dialéctica, retuvo sobre todo aquello de los opuestos...
Es un ser libre: nunca podría ser militante, un eunuco mental, dice, sometido a estructuras, jerarquías, superestructuras, nomenclaturas. El Estado Mayor de su revolución, como corresponde, cambia permanentemente de lugar y de composición: la intelligentsia tiene un fino olfato para detectar los cafés a la moda, que no tienen larga vida en este mundo globalizado; los conflictos ideológicos son como guerras civiles.
Siente desdén por los pequeño-burgueses, tan predecibles en sus estudios, su trabajo, su vida familiar, su militancia, con una biomasa oscilando en la frontera entre el exceso de peso y la obesidad.
Se ha molestado cuando le he dicho que él milita en el P.O.R., el Partido de Orientación Revolucionaria. Tiene razón: pertenece al P.O.R., Partido Onda Revolución, que, por respeto al medio ambiente, jamás provocaría olor a pólvora ni sobrepasaría los decibeles permitidos. Pero siempre tendrá el concepto preciso y la voz estentórea.
Lo veo alejarse. Compruebo que aún hoy no toca el suelo al caminar. Debe ser la ventaja de la superioridad moral. No sé en qué , pero alguna debe tener para flotar así...
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