Transición hacia alguna parte (1)
El Partido Socialista, como antes sus socios, está en el proceso que llevará a su 29º congreso general ordinario en mayo próximo. Muchos de sus comunales están saliendo de su letargo, buscando almas fraternas que les presten un local para reunirse. Sus directivas buscan establecer el listado de los correos electrónicos y los teléfonos para citar a sus militantes, con éxito relativo, lo que sumado al período de vacaciones y la derrota electoral en enero de 2010 aún no digerida, contribuye a concurrencias mínimas. Es un cuadro que se repite en los demás partidos de la Concertación.
Se sienten desmotivados los militantes. Los pocos asistentes son parcos, silentes, que no reflexivos. Quienes hablan se centran en la falta de democracia interna y los errores dirigenciales (en observaciones de poco vuelo: el no voto de Andrade cuando se discutía el reajuste, el no pronunciamiento del partido ante las políticas del actual gobierno, sin especificaciones…), lo que la Concertación dejó de hacer…
Se buscan culpables en las alturas, no en el entorno inmediato. Pareciera no tener relación la derrota con el hecho que el comunal propio tiene vida mínima, ni local en muchos casos, que a menudo no se ha hecho traspaso de mando entre la anterior y la nueva directiva comunal, que no se tiene plan de trabajo comunal de ningún tipo, que no se cobran las cotizaciones, que no hay lazos con el tejido social, que los ex ejecutivos públicos brillan por su ausencia... Alguien aventura que no hay democracia interna porque, entre otras causas, hace mucho fenecieron los núcleos, que los mandatarios (parlamentarios, alcaldes, concejales, ejecutivos públicos, miembros del central, etc.) se convirtieron desde los ’90 en mandantes y manejan las bases a su amaño. Acto seguido –y sin sospechar la contradicción-, otros (y aún los mismos) se quejan que los dirigentes nacionales no han hecho llegar análisis de los grandes temas del Congreso, de la coyuntura nacional, instructivos sobre el quehacer, etc. Es como pedir que se les enseñe a pescar (democracia y participación internas, que por lo demás están en los Estatutos), reclamando simultáneamente el aprovisionamiento estable en pescado. Algunos parecen esperar al profeta que diga “¡Levántate y camina!”. Mala noticia: el profeta está desmotivado y partió en largas vacaciones…
Hay espíritu crítico hacia los gobiernos de la Concertación, salpicado de cosas específicas, sin contexto alguno (lo micro sin macro), sin mencionar logros.
Según estas afirmaciones, el partido está como las berenjenas- como diría un amigo- y la Concertación no hizo nada válido. Acto seguido, se lamenta la desmotivación y desmovilización de los militantes y de la ciudadanía. ¿Alguien les dirá que, habitualmente, la gente se motiva cuando hay cierto orgullo por lo realizado –con espíritu autocrítico, por cierto- y se cree que hay tareas importantes pendientes? Nadie se moverá ante convocatorias que digan “no hemos hecho nada y no hay ninguna esperanza de hacer algo”. Hay muchos que confunden la libertad de espíritu con el pesimismo como filosofía de vida.
Ante este estado de ánimo, pareciera que se está más cerca de la depresión galopante o del suicidio que de la “convocatoria amplia, democrática, propositiva” que algunos pregonan desde sus oficinas y/o imaginarias trincheras.
Dato a la Alianza de derecha: mientras los militantes de la Concertación sigan llorando y echando la culpa al empedrado, no tenéis nada que temer.
Bueno, sólo a Piñera.
PAM/ 03-02-11
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