30.8.11

La tentación del garrote


Tres meses ya. Y ya no solo estudiantil, sino con rasgos de movimiento social. Activo, creativo, con capacidad de crear lazos y coordinaciones. Con portavoces que hablan de corrido. Son propositivos, sin agresividad. Muestran que el mundo va más allá de las aulas, que el problema es más que mayor presupuesto, que hay muchos actores, y estos se han ido incorporando. Cada vez más, se habla de sistema, de estructuras, y se sabe que la problemática es un poco más complicada que ministros de hacienda amarretes, presidentes un poco sordos y otro poco miopes, que políticos un poco corruptos y un mucho ineptos, que empresarios con espíritu de gato de campo. Y saben que la violencia no es el camino.

Hoy los estudiantes hablan de lucro en la educación, de estatutos orgánicos (participación de los distintos estamentos en la discusión sobre la gestión de la universidad), sobre la convivencia y coordinación de los distintos estamentos (alumnos, académicos, funcionarios), malla curricular, acreditación de carreras y de la institución, etc. Pero también, gracias al gobierno (su miopía, su tozudez, su exceso de grandes ejecutivos con espíritu de contadores y la ausencia de sociólogos, historiadores y otros similares), de temas macro.


Este movimiento ha sido muy pedagógico (y no es juego de palabras). Veamos. Como a cada petición se les ha respondido: “no hay recursos, los chiches son escasos”, los jóvenes, tan propositivos ellos, han dicho: “reforma tributaria, pues, royalty minero como en los países que se hacen respetar (y que por ello son desarrollados, veamos lo que han hecho nuestros socios de la OCDE)”.

Entonces, el gobierno, tan didáctico él, argumentó: “no podemos, la ley, la Constitución...”; así que los estudiantes han dicho: “cambiemos la ley, la constitución”. El gobierno respondió: “no hay quórum parlamentario, cabros”, y ellos han dicho, recordando el binominal: “hay que contemplar plebiscitos, entonces, no se preocupen”.

Los estudiantes han comprendido de primera mano las tentativas de hacerlos comulgar con ruedas de carreta, y a cada propuesta gubernamental, han dicho: “momentito, no empuje, vamos a ver…”.

Y así. En estos tres meses de movimiento los estudiantes han aprendido más que en varios semestres de sociología, ciencias políticas, políticas públicas, etc., todo sumado. Gracias, Piñera. Lástima que el Presidente no tenga la misma capacidad (o disponibilidad) a aprender. Difícil que ya lo haga: le queda poco (la mitad del período).

A estas alturas, en el seno del gabinete,  de los parlamentarios de la derecha, de los alcaldes, think tanks, asociaciones patronales, consejos de administración, etc., se han escuchado voces que murmuran sotto voce: “cabros de mierda”. Estos cabros de mierda no encajan con el modelo o imagen que se tiene de la juventud de hoy. Así que –“reflexionan” por aproximación buscando las razones del movimiento- estos muchachos deben estar manipulados por el oro del Perú (“eso corría hace cien años, w..”), el oro de Moscú (“esos se fueron de espaldas el loro en 1989, tontorrón”), por los partidos (“esos andan más perdidos que el teniente Bello, compadre”). ¿Entonces?, se preguntan angustiados en los diferentes comandos estratégicos del poder. Mirando los noticieros de TV, uno dijo: “fácil, son violentistas, son terroristas, no quieren mejorar la sociedad, quieren dejar el despelote…”. Ni se fijan que incluso los padres (los que pagan el 85% del costo de la educación hoy paralizada) los apoyan.

Hay ya muchos indicios de que este “agudo enfoque” existe y ha sido adoptado y se han extraído varias tácticas. Desprestigiarlos (oye, compadre, enfoca los encapuchados en tu noticiero, los pacos heridos, las bombas molotov, si no encuentras escenas apropiadas avísame, veremos cómo ayudarte…). Amedrentarlos (más carabineros, amenazar con sacar las FF.A.A; las lacrimógenas ya no bastan, hay que tirar balines de goma, hay que ser comprensivo si alguno tira balas de guerra…). Disminuirlos socialmente (esto es el resultado del hecho que el 67% de los niños nacen fuera del matrimonio, que la familia está destruida…). A propósito, por esto, un amigo, muy deslenguado él, ha dicho: este gobierno de los mejores está lleno de weones a la vela.

Finalmente, la táctica de reprimirlos. Ayer escuché el informe de dos miembros de la Comisión Ética contra la tortura, en Valparaíso, que da asesoría legal y sicológica a quienes han sido arrestados y sufrido vejaciones y golpizas; tienen que invertir mucho tiempo también en ubicarlos, sufriendo el desdén y la insolencia de quienes los atienden, porque la regla es que ninguna autoridad parece saber donde están arrestados (que de recuerdos trae esto…). Algunas son historias de terror. Los grandes centros de represión hoy están a bordo de los buses de carabineros: golpes de pies y puños, escupitajos, amenazas sobre el futuro, poner capuchas y fotografiar a los arrestados, ponerles bomba molotov en la mochila, o sea, se crean terroristas para consumo de los tribunales. Pero también se golpea a adultos que pasan a proximidad de los hechos. Se trata de intimidar, de paralizar las voluntades.

Para llegar a esta situación de represión no son necesarias órdenes específicas de las autoridades. Basta con las noticias distorsionadas de los medios, que ponen el énfasis en los encapuchados y sus hechos, aunque digan al pasar que éstos son una minoría, que las marchas son pacíficas y le quiten importancia al rechazo físico que realizan manifestantes contra los encapuchados. Basta  con que autoridades de medio pelo y personajillos utilicen un lenguaje alarmista y menospreciativo sobre la representatividad social de quienes manifiestan. Basta con utilizar uniformados de civil infiltrados, no sólo para realizar trabajo de inteligencia contra los encapuchados (necesario), sino también para convertirse en elementos provocadores, que incitan a actitudes violentistas. Basta con autoridades que rechazan incluso la posibilidad que carabineros se hayan propasado y rehúsen toda investigación administrativa. En suma, basta con esta atmósfera para que oficiales, suboficiales y carabineros subordinados interpreten que serán bien calificados si abusan, si se extralimitan, para que se olviden que los jóvenes a los cuales golpean podrían ser sus hijos, sus sobrinos…

Da miedo. Pero no paralizarán. El repudio social contra el abuso se manifiesta cada vez más. Piñera se verá obligado a reaccionar al respecto, contra la impunidad.


PAM/ 30 agosto 2011.

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