¿Operación contra Bin Laden o contra Obama: cuál era el objetivo principal?
Durante la noche, un comando Seal de Estados Unidos irrumpió en la residencia de Bin Laden en Pakistán y lo mató. A partir del beneplácito casi unánime sobre el hecho en Occidente, han empezado a circular algunos interrogantes.
Hay quienes –muy pocos- dudan de que la víctima sea el terrorista, ante la falta de pruebas hasta el momento: no hay cadáver, no hay fotos ni videos. Incluso hay quienes dicen que Osama murió hace años (en 2001 o más tarde), de manera que lo lanzado al mar sería una especie de momia o el cuerpo de otro. Los únicos testigos presenciales –familiares de Bien Laden- están muertos o fuera de circulación (en resguardo, se dice).
Hay interrogantes sobre la forma en que murió. En una primera versión, la Casa Blanca dijo que Bin Laden ofreció resistencia armada y los soldados le dispararon, causándole la muerte. Hace pocas horas, el portavoz del gobierno de Estados Unidos dijo, casi al pasar durante la lectura de un comunicado, que la víctima no estaba armada al momento de la irrupción militar. Primero se dice que murió de dos balas en la cabeza, ahora se dice que fue por una bala en la cabeza y otra en el pecho. Cualquier seguidor de las series CSI podría plantear algunas preguntas: ¿a qué distancia fueron los disparos?, ¿cuál le provocó la muerte?, ¿cuál era la posición del occiso al momento de la muerte (acostado, de pie, en actitud de defenderse?), o, lo que es lo mismo, ¿cuál es el ángulo de entrada de los disparos?, ¿algunos de los disparos tiene las características de tiro de ejecución o de gracia, lo que no es lo mismo? (una hija de Osama declara que su padre fue detenido vivo).
La ausencia de cuerpo evitará la realización de una autopsia que respondería dichas preguntas (muy cercanas a las suspicacias, por supuesto). Su supuesto lanzamiento al mar tiene otra ventaja: ya no podrá dar datos sobre sus lazos con la CIA (que se iniciaron durante la guerra contra la URSS en Afganistán), ni con representantes del gobierno de Pakistán y otros, en los felices días de la alianza contra el comunismo. ¿Hubo otros enemigos comunes que hizo prolongarse dicho período de confraternidad?
También hay interrogantes desde el punto de vista del derecho internacional, de los derechos humanos, del respeto a los caídos y a los cadáveres en general. Hay mucho paño que cortar en dichos ámbitos, la discusión promete ser larga y no necesariamente fructuosa.
Sin embargo, hay otro aspecto que hasta ahora nadie ha mencionado. Antes que operación militar, esta ha sido en esencia, previa y posteriormente, una operación de inteligencia de las distintas organizaciones de seguridad de Estados Unidos y algunos países colaboradores. Lo que fue presentado como una operación brillante (de inteligencia y militar) del gobierno de Obama, que aseguraría su reelección, ahora empieza a mostrar –como se ilustra más arriba- hilachas, medias verdades (medias mentiras), desprolijidades (incluida la rápida disposición del cuerpo, sin considerar las costumbres islámicas al respecto, lo que provoca indignación incluso entre quienes celebraron su muerte, pero consideran el tratamiento dado al cadaver una ofensa a la religión musulmana, a los pueblos musulmanes, lo que hace un montón de gente, vale decir, una metida de pata diplomática de imprevisibles consecuencias), etc.
Lo que lleva a preguntarse si son metidas de pata involuntarias (las organizaciones de “inteligencia” de todo el mundo nos tienen acostumbrados a ellas) o si son conscientes, buscadas, y tienen un objetivo político principal: meter en un gran lío a Obama e impedir su reelección. Como diría un ultra norteamericano: fuera el terrorista y fuera el negro.
PAM/
04 abril 2011
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