LAS ENFERMEDADES QUE NOS MATAN...
Varias enfermedades han encontrado expresión preferente en la literatura. A través de ésta puede rastrearse su huella en la historia, en consecuencia. Algunas casi se identifican como enfermedades de escritores, poetas, pintores, artistas en general.
Se dice –no comprobado fehacientemente- que Colón fue el primer europeo sifilítico y que la llevó a Europa tras contraerla –como también parte de su tripulación- al tener relaciones con las nativas de la isla La Española. Otros ilustres portadores del microorganismo Treponema pallidum, altamente contagioso, que se transmite a través de cualquier contacto sexual, han sido Guy de Maupassant, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Lord Byron, Oscar Wilde, James Joyce, Federico Nietszche, Vincent Van Gogh, Paul Gauguin, Francisco de Goya, Benito Mussolini y su socio Adolf Hitler (cada uno lo atrapó por su lado, suponemos). Escritores, pintores, un filòsofo, dos monstruos, de vidas disipadas o despreocupada. En su tercera y última etapa, la sífilis se caracteriza por sucesivos períodos de problemas mentales o ceguera, depresión, ira y paranoia, y otros de euforia, felicidad y gran creatividad. Quizás podríamos afirmar que a la sífilis debemos muchas de las creaciones que expresan lo más profundo, puro y bello del alma.
La tuberculosis, tisis o enfermedad de la languidez, también se ha manifestado en cultores y personajes de las artes, sobre todo de la literatura. ¿Quién no ha oído sobre Marguerite Gauthier, la cortesana bella, calculadora, caza fortunas e ingenua que destrozó corazón y vida del joven Armand Duval, la que morirá de tuberculosis después de muchísimas páginas y lágrimas en la célebre novela La Dama de las Camelias, de Alexandre Dumas hijo? Esta obra publicada en 1848 fue adaptada para el teatro en 1852 por su propio autor, y después lo será a la ópera (La Traviata, 1853, de Giusseppe Verdi, en que Margarite se convertirá en Violetta, que un siglo después será interpretada en la Scala de Milán por María Callas), al cine (Camille, de George Cukor, con la divina Greta Garbo). Esta novela es la fuente de todos los boleros, tangos y dramas posteriores. ¿Otras víctimas célebres? Mimí en La Bohème, de Puccini. También la padecieron personajes reales, como Chopin, Paganini, Mozart, Antón Chejov, Paul Eluard, Miguel Hernández, Edgar Allan Poe...
Esta enfermedad provocada por el bacilo de Koch nos acompaña desde hace seis mil años, pero sigue de moda en los países subdesarrollados: dos millones de muertes cada año, gracias a la insalubridad, el frío y la mala alimentación, condición común a muchos artistas de siglos pasados (y aún hoy: en este aspecto, la modernidad no ha llegado).
El cáncer es un grupo de enfermedades con un denominador comun: la transformación de la célula normal en otra que se comporta de manera muy peligrosa para el cuerpo humano. De cáncer han muerto Luciano Pavarotti (de próstata), Rocío Durcal (en la matriz), Celia Cruz (cerebral), Cantinflas (pulmonar), Humphrey Bogart (esófago)...
En este comienzo del siglo 21, la enfermedad que avanza cada vez más, y que tiene que ver con nuestro modo de vida, es la diabetes. Vida sedentaria, obesidad, estrés, son sus causas. Se recomienda ejercicio y un tratamiento dietético, basándola en la restricción de los glúcidos y en el bajo valor calórico de la dieta. Es la enfermedad de los apoltronados, de los flojos, de los que van a comprar el pan y el diario al negocio de la esquina en su auto; de los grandes amateurs del deporte por televisión; de los que se angustian por el pago de la hipoteca y las pensiones alimenticias, que sufren estrés en el trabajo, o que tienen dudas existenciales múltiples. ¿Qué gran novela, poema, ópera, tango, podría escribirse sobre un diabético?
¡Señor, que poco estimulante es morir de la enfermedad de los burócratas!
Pero queda alguna esperanza. La sífilis ha reaparecido en la Europa de este siglo 21. En febrero de 2004, una revista científica francesa dio cuenta de su presencia en París, y la primera alerta sanitaria se dio allí en 2001. Globalización mediante, quizás veremos al bicho desembarcar por estos lares.
¡Señor, dame las fuerzas, la imaginación y la oportunidad para volver a ser pecador!
Varias enfermedades han encontrado expresión preferente en la literatura. A través de ésta puede rastrearse su huella en la historia, en consecuencia. Algunas casi se identifican como enfermedades de escritores, poetas, pintores, artistas en general.
Se dice –no comprobado fehacientemente- que Colón fue el primer europeo sifilítico y que la llevó a Europa tras contraerla –como también parte de su tripulación- al tener relaciones con las nativas de la isla La Española. Otros ilustres portadores del microorganismo Treponema pallidum, altamente contagioso, que se transmite a través de cualquier contacto sexual, han sido Guy de Maupassant, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Lord Byron, Oscar Wilde, James Joyce, Federico Nietszche, Vincent Van Gogh, Paul Gauguin, Francisco de Goya, Benito Mussolini y su socio Adolf Hitler (cada uno lo atrapó por su lado, suponemos). Escritores, pintores, un filòsofo, dos monstruos, de vidas disipadas o despreocupada. En su tercera y última etapa, la sífilis se caracteriza por sucesivos períodos de problemas mentales o ceguera, depresión, ira y paranoia, y otros de euforia, felicidad y gran creatividad. Quizás podríamos afirmar que a la sífilis debemos muchas de las creaciones que expresan lo más profundo, puro y bello del alma.
La tuberculosis, tisis o enfermedad de la languidez, también se ha manifestado en cultores y personajes de las artes, sobre todo de la literatura. ¿Quién no ha oído sobre Marguerite Gauthier, la cortesana bella, calculadora, caza fortunas e ingenua que destrozó corazón y vida del joven Armand Duval, la que morirá de tuberculosis después de muchísimas páginas y lágrimas en la célebre novela La Dama de las Camelias, de Alexandre Dumas hijo? Esta obra publicada en 1848 fue adaptada para el teatro en 1852 por su propio autor, y después lo será a la ópera (La Traviata, 1853, de Giusseppe Verdi, en que Margarite se convertirá en Violetta, que un siglo después será interpretada en la Scala de Milán por María Callas), al cine (Camille, de George Cukor, con la divina Greta Garbo). Esta novela es la fuente de todos los boleros, tangos y dramas posteriores. ¿Otras víctimas célebres? Mimí en La Bohème, de Puccini. También la padecieron personajes reales, como Chopin, Paganini, Mozart, Antón Chejov, Paul Eluard, Miguel Hernández, Edgar Allan Poe...
Esta enfermedad provocada por el bacilo de Koch nos acompaña desde hace seis mil años, pero sigue de moda en los países subdesarrollados: dos millones de muertes cada año, gracias a la insalubridad, el frío y la mala alimentación, condición común a muchos artistas de siglos pasados (y aún hoy: en este aspecto, la modernidad no ha llegado).
El cáncer es un grupo de enfermedades con un denominador comun: la transformación de la célula normal en otra que se comporta de manera muy peligrosa para el cuerpo humano. De cáncer han muerto Luciano Pavarotti (de próstata), Rocío Durcal (en la matriz), Celia Cruz (cerebral), Cantinflas (pulmonar), Humphrey Bogart (esófago)...
En este comienzo del siglo 21, la enfermedad que avanza cada vez más, y que tiene que ver con nuestro modo de vida, es la diabetes. Vida sedentaria, obesidad, estrés, son sus causas. Se recomienda ejercicio y un tratamiento dietético, basándola en la restricción de los glúcidos y en el bajo valor calórico de la dieta. Es la enfermedad de los apoltronados, de los flojos, de los que van a comprar el pan y el diario al negocio de la esquina en su auto; de los grandes amateurs del deporte por televisión; de los que se angustian por el pago de la hipoteca y las pensiones alimenticias, que sufren estrés en el trabajo, o que tienen dudas existenciales múltiples. ¿Qué gran novela, poema, ópera, tango, podría escribirse sobre un diabético?
¡Señor, que poco estimulante es morir de la enfermedad de los burócratas!
Pero queda alguna esperanza. La sífilis ha reaparecido en la Europa de este siglo 21. En febrero de 2004, una revista científica francesa dio cuenta de su presencia en París, y la primera alerta sanitaria se dio allí en 2001. Globalización mediante, quizás veremos al bicho desembarcar por estos lares.
¡Señor, dame las fuerzas, la imaginación y la oportunidad para volver a ser pecador!
2 comentarios:
Es camotudo estereotipar enfermedades con sus sufridos portadores. Hace un año me diagnosticaron Diebetes tipo 2, la de los flojos, a pesar de que he trabajado desde los 14 y a los 62 aun me levanto a las 5 de la mañana a trabajar. Claro, no pretendo que escriban una opera sobre mi, pero tampoco me voy a tirar a morir antes de estar en el cajon.
Habia tiempos en que era romantico ser tuberculoso. Los epilepticos se consideraban un azote del demonio.
Y el Sida?
Yo tenia un tio muy picado de la araña. A sus 85 años un dia me dijo: "Marquitos, tenemos que tener cuidado con el Sida cuando salimos con niñas jovenes".
Le conteste: "Tio, si alguna cabra le pega el Sida a sus 85 años, habria que ponerlo en los diarios."
Mi tio murio de 94, sin Sida, sin tuberculosis ni diabetes.Murio de viejo.
Personalmente no me interesa de que enfermedad voy a morir sino mas bien morir con las botas puestas. A pesar de que cada vez me molestan mas los juanetes.
Caspita, si muero de los juanetes, no tendre ni para opereta!
Bonjorno, polis-cosas-2.blogspot.com!
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