Dicen
Bienestar
El quincenal The Clinic aborda en editorial de su última edición (Nº190, del 26.10.06) el tema de una contradicción fundamental del desarrollo chileno: cifras de crecimiento envidiadas en su entorno latinoamericano –y más allá- y la extrema desigualdad en la distribución del ingreso. En ambos aspectos, el país ocupa lugares destacados en los rankings internacionales. Se sabe que esta conjunción es terreno propicio para un eventual debilitamiento de la fortaleza y la unidad del tejido social.
La publicación cita cifras de una consultora estadounidense. En 2004 había 50.000 familias ricas en Chile (aquellas que tienen más de US$100 mil en dinero disponible, equivalentes a $53 millones); en 2005, aumentaron a 70.000. Durante el mismo período, la desigualdad permaneció igual.
La noción de Estado de Bienestar, dice The Clinic, produce escalofríos en los economistas, que lo utilizan sólo para referirse a los déficits públicos que habría producido en Europa. Sin embargo, afirma el editorialista, se olvida algo valioso: el Estado de Bienestar introdujo una ética de las garantías mínimas. Educación gratuita, salud universal, subsidio a la cesantía, etc., produjeron “una extensa clase media bien preparada y alimentada que ha sido central en el desarrollo de los europeos, pero sobre todo les permitió dar cohesión a sus sociedades”.
Esa “brecha enorme” no aparece en el discurso de muchos políticos, economistas y empresarios. Pareciera que tienen demasiada confianza en la paciencia de los desvalidos y en el poder de represión del Estado, concluye The Clinic.
De lo anterior, es fácil deducir que la respuesta a la exigencia del empresariado de crear condiciones para seguir creciendo y avanzando hacia el desarrollo pasa necesariamente por profundizar la solución a las grandes desigualdades, reforzar la igualdad de oportunidades, dar una esperanza a los millones de personas que hoy no ven futuro deseable.
Bienestar
El quincenal The Clinic aborda en editorial de su última edición (Nº190, del 26.10.06) el tema de una contradicción fundamental del desarrollo chileno: cifras de crecimiento envidiadas en su entorno latinoamericano –y más allá- y la extrema desigualdad en la distribución del ingreso. En ambos aspectos, el país ocupa lugares destacados en los rankings internacionales. Se sabe que esta conjunción es terreno propicio para un eventual debilitamiento de la fortaleza y la unidad del tejido social.
La publicación cita cifras de una consultora estadounidense. En 2004 había 50.000 familias ricas en Chile (aquellas que tienen más de US$100 mil en dinero disponible, equivalentes a $53 millones); en 2005, aumentaron a 70.000. Durante el mismo período, la desigualdad permaneció igual.
La noción de Estado de Bienestar, dice The Clinic, produce escalofríos en los economistas, que lo utilizan sólo para referirse a los déficits públicos que habría producido en Europa. Sin embargo, afirma el editorialista, se olvida algo valioso: el Estado de Bienestar introdujo una ética de las garantías mínimas. Educación gratuita, salud universal, subsidio a la cesantía, etc., produjeron “una extensa clase media bien preparada y alimentada que ha sido central en el desarrollo de los europeos, pero sobre todo les permitió dar cohesión a sus sociedades”.
Esa “brecha enorme” no aparece en el discurso de muchos políticos, economistas y empresarios. Pareciera que tienen demasiada confianza en la paciencia de los desvalidos y en el poder de represión del Estado, concluye The Clinic.
De lo anterior, es fácil deducir que la respuesta a la exigencia del empresariado de crear condiciones para seguir creciendo y avanzando hacia el desarrollo pasa necesariamente por profundizar la solución a las grandes desigualdades, reforzar la igualdad de oportunidades, dar una esperanza a los millones de personas que hoy no ven futuro deseable.
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